Mirar atrás como una oportunidad de ver nuevamente el avance y el camino recorrido, las caídas, los obstáculos, las lágrimas derramadas, y verlas como el impulso que nos permitió alzar el vuelo y resurgir como el ave fénix, aplica al pie de la letra en la vida de Sebastián Narváez. Hace 12 años, cuando resurgía de las cenizas y empezaba a recoger los frutos de años de lucha, se prometió que volvería a las calles, pero esta vez a llevar luz y brindar mejores oportunidades.
Por: Maria Londoño.
Como todo sueño al que se le pone el alma, Sebastián, en compañía de varias personas e instituciones que creyeron en su proyecto de hacer labor social, de transformar realidades, en una sentida ceremonia se llevó a cabo la graduación en colorimetría, corte y cepillado de 14 mujeres en las que se destacan: cabezas de familia, de escasos recursos y de la población LGTB.

Con voz entre cortada y conteniendo el llanto que reflejan la emoción, Narváez, expresa “me siento feliz y bendecido porque he recibido el fruto de un gran sacrificio, donde muchas personas se unieron, creyeron en mi proyecto, en la labor social, en una mejor sociedad y eso hicimos, devolver a la sociedad mejores personas”.
Resalta lo que debe ser primordial en toda formación independiente de la que sea, “no sólo formamos en belleza, sino que formamos desde el ser, llevamos a estas personas a encontrarse consigo mismas, porque una persona reparada está apta para desarrollar cualquier profesión”.

“Estoy muy contenta porque, por primera vez en mucho tiempo, hay una articulación muy asertiva en la que se capacita a personas realmente vulnerables para servir a la sociedad, para educarnos, para articularnos y obviamente para aprender más”, son las palabras Diana Marcela, oriunda del municipio de Cocorná y quien se graduó del proceso.
Esta iniciativa de transformar vidas, seguirá generando impacto social en el municipio de San Carlos, donde 22 personas tendrán la oportunidad de formarse y soñar con una sociedad más inclusiva y con más oportunidades.