Por estos días se vuelve muy común escuchar por los medios de comunicación, la invitación que hacen las diferentes veredas para vivir en su entorno torneos deportivos y reencuentros en las escuelas, que son el punto de encuentro.
Por: Emerson Vergara, locutor Granada Stereo
Y es que los campesinos por uno, y los más animados por dos, y hasta por tres días se olvidan de sus quehaceres, dejan machete, azadón, abonos y demás, todo por compartir con sus vecinos de un picado de microfútbol en la cancha de su escuela; eso si con las botas bien puestas como buen campesino.

Por más de un mes las juntas de las veredas se reúnen para preparar este evento que siempre busca reunir a sus comunidades, para que no se pierda el ambiente de compartir y vivir en comunidad y en familia.
Los comités de deportes, de la comida, de la música, de la tienda y demás, son los que ellos con mucho esfuerzo, preparan para que propios y extraños gocen la estadía en su vereda.
Como no disfrutar las caminatas que conducen a las escuelas, cuando estas no están a bordo de carretera. El calor o el frio, con la ansiedad de llegar, de saborear una gaseosa, un jugo o porque no una cerveza, de ese recibimiento cálido y espontaneo de los lugareños que se vuelve ese reencuentro de paisanos, amigos y conocidos.

La placa polideportiva se convierte en un estadio, los corredores de la escuela se convierten en graderías y comedores, la tienda escolar en cafetería y hasta en bar, pues con estos calores que estamos viviendo compartir una cerveza o dos es un buen remedio para refrescar la garganta y cómo despreciar un aguardiente o un ron con los fríos de las tardes; y entrada la noche, un chicharrón, un pedazo de morcilla, frijoles y las que nunca pueden faltar las famosas empanadas que hacen que la gastronomía de cada vereda se disfrute al máximo con la sazón que tienen los campesinos.
Es por eso que la invitación la hacemos a cada uno de ustedes, los que han asistido y vivido estos encuentros, obvio repetir, y los que nunca han compartido estos espacios es bueno que comiencen a vivirlos pues compartir con los campesinos es lo mejor que se puede vivir. Su calor humano y cariño hacen que uno nunca se sienta extraño en sus veredas.