Por: Jeison A. Giraldo.

El sonido en los salones es el mismo de hace 14 años. Aunque pase el tiempo, los muchachos siempre van a realizar los mismos ruidos, es el ambiente del aula de clases que no deja de ser el más lindo recuerdo para quienes un día fuimos al colegio de Granada.

De tantas anécdotas del colegio recuerdo a Julián Vélez alegándole a Guillermo Castrillón porque, junto con Jostín, tenían una guerra casada con los de sexto y se tiraban baldados de agua.

Al profesor Abraham Posada que, en su corto paso por el colegio, logró impactar de forma jocosa a todos sus alumnos. Tenía un tono de voz bastante agudo y un día por decir Zanahoria, dijo “Zarahonia” o cuando le dijo a David Villamil que era un buñuelero.

A Diana Tobón, que por cariño le decíamos “La Popis”, una profesora amiga, cuando Willinton Alonso Arias Ceballos le preguntaba: “profe ¿a qué horas salimos?” ella le contestaba: “a lo que toquen el timbre mi amor, o hasta que horas lo dejaron quedar?”.

Como les digo, Diana fue una profesora amiga que nunca vamos a olvidar. Una vez Harol, Jostin, Sebastían Parra, el conocido popularmente “Tío Floro”, y yo estábamos en un grupo, y la profe nos vio muy encarretados charlando sobre fútbol, entonces irónicamente nos preguntó: “mis amores ¿les traigo tinto?” y Tío Floro le contestó: “con tres de azúcar”.

Yeison Duque, al que le decimos “Todomundo” se iba para el baño y mientras orinaba, gritaba: “Gracias, gracias Dios por darme un pipi por donde botar los miaos”.

Arlen David Cardona, fue un compañero muy inteligente… de los mejores. Tenía un estribillo y cada rato lo repetía: “felices pascuas”. Era un gamín completo. Victor Mario Suarez casi se va de para atrás un día que pasó por cada puesto revisando la tarea de geometría y cuando llegó al puesto de Arlen vio una carta que decía: “Arlen estuvo aquí”.

Mientras tanto, Arlen estaría escondido en el cuarto de aseo del salón, donde hay varias traperas viejas y oliendo feo porque del afán por irse rápido, los estudiantes las dejaban sin lavar.

La hermana Socorro es una mujer de corazón noble, llevaba caramelos y nosotros le pedíamos fiado, ni con buen comportamiento pagamos esa deuda ¡Eavemaria!

Doña Carlota nos repetía “muy bonitos, muy bonitos” porque cuando se estaba demorando para llegar al salón, nosotros íbamos y nos poníamos a esperarla en los corredores y agregaba: ¡los mismos de siempre!

A don Roberto me parece verlo parado en la puerta del salón, mostrando en su brazo el reloj imaginario diciendo: “joven, estas no son horas de llegar”. Una vez escribí vaca con B y entonces me dice, “que pena joven, pero hasta donde yo sé vaca no se escribe así”. No se preocupe, don Roberto – contesté - esa vaca no come pasto.

Don Ramón en el homenaje a la bandera, nos hizo repetir el himno antioqueño porque en vez de ¡Oh libertad! Gritamos ¡Oh Nacional! Es más, todavía lo escucho decir: “a mí no me van a pasar por la galleta. Yo también soy muy hincha de Nacional, pero eso dejémoslo para el estadio, acá no. Lo vamos a volver a repetir y al que vea gritando lo que no es, se va conmigo para coordinación”.

Del cuarto de hora de lectura tengo dos. Una vez que me cogió la tarde, y don Cesar se hacia en la portería a registrar a todos los que llegaban después del toque. Entonces yo me iba a seguir derecho, y don Cesar me dice: Yeison ¿para dónde va? Para el salón don Cesar, y me dijo: “venga yo lo registro” y le dije no señor, yo no llegué tarde. En estos momentos todo el estudiantado está leyendo y le mostré mi libro que venía leyendo desde el granero “El Tigre” ,que queda a una cuadra antes de llegar al colegio.

Doña Patricia estaba con nosotros en el cuarto de hora de lectura y por los parlantes del colegio ponen música instrumental mientras tanto. Un día sonó la instrumental de “Egoismo”, una canción llanera toda bonita, y mientras todo el colegio estaba en silencio yo grité:

♫ En silencio

Eh sufrido tantas penas

Por ser mi alma tan buena

Y no poderla controlar. ♪

Doña Patricia me escuchó y me puso observación.

Hoy a pocos días del encuentro de ex alumnos de INEJAGO, sigo completamente convencido que la época del colegio es la mejor. Para mí fue un tiempo de aprendizaje y tranquilidad; en mi bolso siempre habían un poco de cuadernos sin tareas, y aunque me duele recordar la cara de tristeza de mi santa madre cada que recibía las notas del colegio, si volviera al colegio trataría de hacer todas estas y otras travesuras, porque entre otras cosas de eso se trata la época estudiantil.

Hoy con mucho cariño recuerdo a Willy, Escudero, Paloma, Torito, Arlen, Jostín, Ganza, Wilson, que fueron mis compañeros durante la época estudiantil y no fuimos capaces de pasar de séptimo. Prácticamente unos compañeros eternos, cosa que si se hace una novela con todas estas anécdotas, todos ellos serían los protagonistas.